Por Paula Quiroz
No cabe duda de que existe mucho material biográfico de María Callas, su vida ha sido comparada con una tragedia griega que la convierten casi en una heroína más de las óperas que interpretó: mujeres trágicas e incomprendidas, formaron parte de su repertorio. La Divina, como se la conocía, devolvió a la ópera ese aspecto interpretativo (el trágico y dramático) que se había perdido, gracias al cineasta Luchino Visconti. De la sensibilidad y talento del director italiano, María Callas fue capaz de extraer una visión transformadora de la ópera.
Una estrella cuyo espíritu fue desgarrado por el amor y la ausencia, desde el desprecio de su madre hasta la tormentosa relación que mantuvo por casi nueve años con Aristóteles Onassis, el magnate griego más famoso de todos los tiempos.
A raíz de las celebraciones enmarcadas en el centenario del nacimiento de María Callas, la figura lírica más relevante del siglo XX, el Teatro Municipal de Santiago estrena la obra de teatro: “Callas, la hija del desierto”. Ambientada en los años 50, la obra retrata el vínculo entre María Callas, interpretada por Blanca Lewin y la soprano chilena Claudia Parada, interpretada por Claudia Cabezas, a partir de un encuentro entre ambas, una noche en la que Parada tuvo que reemplazar a La Divina en La Scala de Milán.
La reconocida actriz, dramaturga, guionista, docente y socia de ATN, Ximena Carrera, es la encargada de dar vida a esta obra, con la que el Teatro Municipal, vuelve a las tablas. “Elegí tomar como base la amistad entre ambas cantantes y desde ese lugar de amor y admiración mutua, generar la hipótesis de conflicto de la obra que atraviesa veinte años aproximadamente, los últimos veinte años de María Callas; específicamente desde el “escándalo de Roma” a principios de 1958 hasta su muerte. Ambas sopranos eran figuras destacadas de la ópera a nivel mundial y tenían una profunda devoción por el canto lírico, por la música, poseían un profesionalismo sin parangón. Ambas eran mujeres en una época (la época de oro de la ópera asociada a la década del cincuenta) en el que la discusión sobre el género no existía, más bien, se esperaba que las mujeres fueran un derroche de talento y al mismo tiempo, sumisas. Creo que por lo que he podido vislumbrar de ambas biografías, ninguna de las dos eran personas dóciles o sumisas, más bien al contrario, iban por lo que querían y seguramente eso mismo les habría producido muchos enemigos en su momento”.
Una de las condiciones de este encargo era destacar y dar a conocer la figura de Claudia Parada, soprano chilena que no sólo triunfó en La Scala de Milán, sino que en todos los escenarios del mundo donde se presentó y que, lamentablemente, se conoce muy poco acerca de ella y de su notable carrera, en nuestro país. “Una vez más se repite el cuadro en el que artistas nacionales, de calibre mundial, reciben muy poca atención, difusión y conocimiento en territorio chileno”.
Según las propias palabras del destacado director teatral Jesús Urqueta, Ximena Carrera propone un universo de pesadilla donde Callas agoniza tanto en el mundo de la ópera como en su vida personal, mientras Parada comienza un ascenso guiado por su talento y disciplina. Agrega que: “El texto de Ximena Carrera es el impulso para que Blanca Lewin y Claudia Cabezas armonicen desde sus cuerpos y voz una relación que transita entre lo bello y lo terrible, entre lo trágico y lo sublime, entre lo virtuoso y lo imperfecto; donde el vínculo artístico, que las une y separa, se tensiona desde la actuación con humanidad y la toma de decisión desde el presente”.
A través de su carrera, Ximena Carrera ha trabajado varias obras por encargo. “He trabajado de este modo con compañías teatrales (Tryo Teatro Banda, Ñeque Teatral), el programa impulsado por Javier Ibacache (Ciencias + Audiencias + Artes escénicas) y con el Teatro Municipal con “Arrau, el otoño del emperador”. Agrega que es muy diferente trabajar con un texto de iniciativa propia. “En el encargo, hay pies forzados, hay una cancha rayada, pero eso mismo me ha resultado (hasta ahora) muy desafiante y nutritivo porque me ha permitido indagar e investigar en temas que, de no ser por estos encargos, a lo mejor nunca habría abordado desde la dramaturgia”.
Con respecto al espacio que actualmente han conquistado las creadoras chilenas, no solo a nivel nacional sino también internacional, Ximena sostiene: “Es indudable que es una buena señal que las dramaturgas, guionistas y directoras chilenas estemos siendo reconocidas en diversos ámbitos. En el área del teatro, son muchas las mujeres que escribimos dramaturgia, prueba de ello es por ejemplo el relevante libro de Gabriela González Fajardo, “Creando escena, dramaturgas chilenas contemporáneas” o la notable investigación realizada por NICE NÚCLEO en su libro “Evidencias, las otras dramaturgias” en el que las investigadoras chilenas Lorena Saavedra González, Patricia Artés Ibáñez y Maritza Farías Cerpa en el que investigaron la producción dramatúrgica llevada a cabo por mujeres desde principios del siglo XX hasta nuestros días, producción que ciertamente durante gran parte del siglo ha sido invisibilizada. En resumen, creo que el género ya es un tema que se ha puesto sobre la mesa y a partir de ahí es necesario pensar desde lo público y lo privado, el necesario acceso a igualdad de oportunidades para las mujeres. En ese sentido, no podemos retroceder”.
En este contexto de logros y avances, de desafíos y conquistas, aparece el tema del derecho de autor, concepto que pareciera o al menos debiera estar inserto en el proceso creativo, pero que en Chile a pesar de la tremenda lucha y del largo camino recorrido en la protección de los derechos inalienables e irrenunciables de los creadores nacionales, aún está cargado de desconocimiento. “En este sentido, creo que el trabajo realizado por ATN con respecto a la defensa del derecho de autor es muy necesario y siempre está la voluntad de diálogo de quienes integramos esta entidad de gestión colectiva, para mejorar las condiciones de los autores. Sin duda que difundir las producciones, las escrituras de ficción que realizamos, es una de estas actividades necesarias que celebro junto con la gestión y defensa de los derechos de autoría”. Agrega: “El tema del derecho de autor tiene muchas aristas y es evidente que falta mucha educación al respecto. Tiene que ver con reconocer el trabajo de creadores que, muchas veces, por ser intangible, se piensa que no pertenece a nadie. La protección del derecho de autor constituye un beneficio para todos. No sólo para creadores, sino que para la sociedad en su totalidad”.
La obra “Callas, la hija del desierto”, se presentará en el Teatro Municipal de de Santiago desde el 12 al 21 de octubre a las19:00 horas.